27 noviembre 2014

Fragmento de "Crítica de la razón instrumental"

"El individuo que ofrece resistencia se opondrá a todo intento pragmático por conciliar las exigencias de la verdad con las irracionalidades del existir. En lugar de sacrificar la verdad conformándose y adaptándose a las pautas vigentes, insistirá en expresar durante su vida tanta verdad como pueda, tanto en la teoría como en la práctica. Llevará una vida llena de conflictos; tendrá que estar dispuesto a correr el riesgo de la extrema soledad. (...) Este tipo de joven -siempre que se trate aquí de un tipo- toma en serio lo que se le ha enseñado. En el proceso de internalización obtiene por lo menos el éxito suficiente para oponerse a la autoridad externa y al culto ciego de la llamada realidad. No teme tener que someter la realidad a la prueba de la verdad ni descubrir, tras esa prueba, el antagonismo entre ideales y realidades. Su misma crítica, teórica y práctica, revalida negativamente aquella fe positiva que había tenido en su infancia." 

Horkheimer me describe a la perfección, excepto por un detalle: A pesar de todo, mi fe infantil se sigue superando a sí misma cada día. 

21 noviembre 2014

Musiclista

Estoy pedaleando la subida en mi bici tipo "inglesa" (o mormona). La tengo hace siete años. Debe tener más de 50.000 kilómetros.
Uso la bici para transportarme, para movilizarme. No compito en carreras aunque me gusta alcanzar la máxima velocidad. Los días de lluvia reniego porque no me gusta mojarme.

Estoy componiendo unas canciones con mi viola tipo "330" (o beatle). La tengo hace casi dos años. Debe tener más de 30 canciones.
Uso la viola para transportarme, para explicarme. No compito en carreras aunque me gusta alcanzar la máxima sonoridad. Los días de lluvia reniego porque no me gusta mojarme.

¿Qué es la música entonces? Simplemente una forma de vida, nuestros hábitos y costumbres... es cultura.

"Colectivos culturales" con recorridos y circuitos todos conocemos con precio populares, alquiler de "salas de estacionamiento" donde practican conducción los aprendices crónicos, periodistaxistas, nuevas concesionarias de grabación donde comprás el sonido de una banda importada: con papeles, seguro y patente (chapa).
Todos pagan el impuesto vial a SADAIC para moverse en el bacheado asfalto de la escena local y religiosamente se sacan selfies cada vez que pasan por las luces de los peajes-escenarios locales.

Frente al tráfico y la contaminación de la industria cultural, yo me subo a mi guitarra y pedaleo.
A todos nos lleva la música... la diferencia es cómo y a dónde nos lleva.
Un músico tracción a sangre: un musiclista.

18 octubre 2014

No me cierra.

Sufro esta condición de exceso de interpretación de mí mismo. Aburre, ya sé.
Pero se trata de un esfuerzo importante por despegarme de esas formas, usos, fines que se nos aparecen al frente y no podemos decir porqué algo en ellos no "nos cierra".
No nos satisfacen las explicaciones sobre cómo son y cómo funcionan las cosas.

Y ese es el tema: no me cierra. Quedo abierto, vulnerable... expuesto. Idiota por momentos.
No tolero el encierro. Me rebelo para que las cosas se me revelen.
Y funciona el mundo para sí mismo y funciona para mí la revelación.

Yo no soy argentino. Tengo un DNI y todo, nací acá. Pero esa identidad no me cierra.
Yo no soy capitalista. Uso dinero, compro cosas y vendo otras. Pero esa práctica no me define.
Yo no soy religioso. Creo en Dios, practiqué ciertos ritos, algunos hasta el día de hoy. Pero no...

No me cierran ni me definen las categorías que conozco. Y conozco muchas...
Ando perdido como perro en año nuevo. Asustado y errático.
Pero ando. Y sigo el Camino como puedo.
Por que no es llegar o salir de algún lugar (ni volver) lo que preciso... aunque ande exiliado sin patria, sin nación, siempre tendré una lengua que será mía, siempre que el que hable sea yo.

Rompo los moldes, los estallo, los rebalso. Si eso lastima, pido perdón... pero esos moldes tan precarios no me pueden contener.
Mis convicciones son la única manera de respetarme a mi mismo, de respetar a los demás.
Mi convicción es que la eternidad existe dentro nuestro. Y me zambullo para crecer.
Crecer es entender que podemos ser lo que queramos, y que si no queremos no podremos.
Puedo, y por eso mi querer se vuelve amor.
El amor me hace creer que el poder está en querer, en abrirse y ser libre, libre de mí, libre de amar.


15 octubre 2014

El repliegue sobre uno mismo (A)

Aparentemente la soledad es un momento constitutivo y constituyente, ya que en la medida en que sepamos estar solos podemos saber estar en comunidad. No es una regla, es un indicio de la experiencia sobre el carácter y la voluntad humanas: hay una regularidad que nos induce una hipótesis, solo eso.
Pero en este caso, no decimos momento de soledad, sino simplemente un repliegue: la metáfora que se me viene a la mente es la marea baja. Cuando la marea está baja no podemos decir que el mar tenga menos agua, o que está tímido… sencillamente se mueve. Igual yo. Me voy a la otra orilla que me contiene, no es que me seco o me escapo, me muevo dentro de mí. Al revés de lo que dice la geografía, no es la tierra el “continente” de los océanos, los océanos no son “contenidos” por “tierra firme”. Todo está girando, todo se empuja y se tironea con fuerzas invisibles que delimitan órbitas, mareas, terremotos y volcanes… dentro mío es igual.
Así como algunos enfatizan el orden de la naturaleza y lo estable y equilibrado de lo que hizo Dios, yo me enfoco en lo conflictivo, violento y aterrador de ese orden que nos equilibra. Ese equilibrio hace que a algunos les parezca curioso que el volcán de mi mente deje de echar humo… que la tempestad de mi carácter se repliegue en marea baja.

No tengo excusas para mi comportamiento, estoy habitado por el Dios de los rayos, el Señor de los volcanes, el imán de las órbitas planetarias, el Sentido de los lenguajes y la Testarudez insobornable de la vida: ese Dios al que las partículas del polvo de estrellas le hicieron estornudar, y en un “Big bang” hizo lo que llamamos “universo”. Ese Dios se repliega sobre sí mismo y descansa. Yo también. 

El repliegue sobre uno mismo (B)

“¡Ay! ¡Que apologeta…!” murmuran admirados los superficiales… “¡Caieié…! ¿Qué te hacé’l teólogo?” me observa el jugador de fútbol frustrado que vende sus mejores años de atleta a una empresa de telefonía… “Cualquiera tu música: una bosta” me dicen los músicos de academia por mi propio bien, intentando evitarme el ridículo. “A tus escritos les falta un giro gramatical más refinado”, me advierten los expertos en jotas y tildes. “¡Solamente soy un experto en efusividad y ademanes!” les grito llorando por dentro. Creo que no entienden lo que es tener un volcán adentro y ser isla de repente en medio del pacífico… No entienden el vértigo suicida de chocar electrones y fundirse en un rayo, liberando la energía en trueno y relámpago para el espanto de las tribus primitivas y los niños.
Entonces me repliego. Enfundo mis sonidos y palabras. Aflojo las cuerdas de mi mente y cierro el estuche. Paso a un estado de latencia… y todos podrán decir de mí lo que quieran que yo no voy a responderles: Como lo hacen con Dios. Pero bueno, de vez en cuando apareceré y me llevaré unos cuantos miles en forma de terremoto, maremoto o algún mosquito… pero los suicidios, los accidentes de tráfico, las guerras, los fondos buitres y otras plagas burocráticas son cosas suyas. Ni Dios ni yo tenemos la culpa de las nacionalidades ni las banderas, mucho menos del dinero o la filosofía que está detrás de cada ideología. La arquitectura, la policía y los alquileres son problema suyo. Las academias y los templos los hizo el diablo para dividirlos una tarde de noviembre que estaba aburrido de vacaciones en el Nilo. Da igual si las espadas las inventaron los elfos, los marcianos o los cananeos, los que se matan son ustedes solitos… y yo muero con ustedes. Pero porque vivo con ustedes.
Somos hijos de Dios, herederos de todo lo bueno que existe y que ha hecho Dios por sí mismo o a través nuestro. Culpables de todo lo malo, excepto la tristeza y la melancolía que son algo bueno; Principalmente culpables de la duda y la mentira, que engendran la envidia y la violencia.
Y me replegué. Tal vez fueron mil años, o un día... Y al replegarme me encontré con Dios, que vino a buscarme un domingo a la mañana a mi cama para decirme que ya está, que no sea tan maricón y me ponga a cantar y a escribir, que no deje de ser volcán ni tormenta, que a Él si le gustan mis canciones y la música está buenísima, que no importa si las guitarras de doce cuerdas la usa Pedro Aznar para canciones románticas, que yo puedo hacer Funk y Rock tranquilamente. Me dijo que me fije que siempre tiendo a afinar un poquito más alta las bordonas, pero porque soy gritón cuando hablo entonces me cuesta escuchar los sonidos más graves y profundos. Que no le dé bola a la Luchi que está negada con la música y no puede ver lo hermoso de lo que hago, pero que no sea tan salame de tratarla mal por eso. Y se fue.
Le pregunté lo mismo que Moisés aquella vez en el desierto: “¿Y cómo me van a creer que me dijiste todo esto? ¿Qué les digo…?”, “Yo soy el que soy” me dijo, y entonces me di cuenta que era como un deja vú, que lo dijo a propósito, ¡y nos reímos a carcajadas! Entonces me dice, “¡Sean, pavote, sean!”
Y entró la luchi a tomar mate…

07 octubre 2014

Nunca vi mejor a alguien que fundido en un abrazo

El otro está frente a mí. Lo veo. 
Cuando el otro está más allá. Lo miro.
El otro está justo acá. Lo ignoro.

A veces me toca ser el otro. Me miran de lejos. 
Me miran de nuevo: de re-ojo.
Ahora me acerco. Se hacen los que no me vieron.

Esta vez te vi mientras me veías.
A medida que me acerco veo tu mirada sonriente.
Estoy acá y ahí, en el brillo de tus ojos.

Y seguí hasta el abrazo.
Mientras veo por sobre tu hombro, se me cierran los ojos.
Y recién entonces, nos reconocimos.


30 septiembre 2014

Los medios de producción.

No sé si el músico es un "obrero" desde las perspectivas que enaltecen el trabajo como "esfuerzo" por sobre la libertad de dedicarnos a lo que queremos... "El que trabaja es digno de su salario". "Me rompí el lomo para tener lo que tengo". "Años estudiando música". Etc...

Lo que es importante señalar es que el músico no tiene los medios de producción.
La utopía decía que cuando se haya alcanzado una determinada etapa tecnológica, ya no sería necesario trabajar para vivir porque las máquinas harían todo. Hombres y mujeres serían libres para dedicarse a lo que quisieran, incluido el trabajo, pero no como una carga ni como una obligación.
Ese día parece no querer llegar para las masas obreras.
Así como el músico parece no querer ser libre; mientras en el "mejor" de los casos anhela ser dueño y propietario la mayoría se conforma con ser empleado.
Imitando toda la tradición gremial argentina, queremos ser clase media, libres de elegir qué consumir: para nada nos interesa decidir libremente qué se produce.

¿Qué haríamos si tuviésemos a disposición instrumentos musicales, estudios de grabación, salas de presentación, radios, canales de televisión...?
¿Haríamos programas, shows, grupos, ensambles para qué...? ¡Para ganar dinero obvio! Ir de vacaciones, comprar el auto y ropa nueva...
¡Consumir, consumir y consumir!
Por que todo se resume a usar nuestros medios para conseguir los fines que todo el mundo persigue.

Discutimos sobre los medios de comunicación y cómo se evidencian sus intereses, sus fines, sus principios... Y no somos capaces de ver que la música es un medio también, y como tal, se deben discutir sus fines y sus principios.

Queremos poseer los "medios de producción": ¡Pero ninguna revolución! ¡Qué transformación de la cultura ni que nada! ¿Qué toma de conciencia?, ¡Tomemos Fernet! ¡Viva la fiesta! ¡Viva el consumo de sustancias, sabores, sonidos, información...!
Usar la industria de la música para fomentar la cultura es usar la guerra para establecer la paz...

Es una cuestión de principios la diferencia entre la "industria cultural" y la "cultura", en su acepción filosófica que significa modos de ser y hacer de los pueblos.

Basta de intentar "vivir de la música" y tratemos (aunque sea un poco) de "vivir para la música".

24 septiembre 2014

Músico independiente

¿Qué es ser un músico independiente?
es alguien que compone, produce y ejecuta la música de un modo no-dependiente. "Independiente" es algo que no sea altera por las condiciones con del contexto, se mantiene estable: el compositor-productor-ejecutante no altera su música por cuestiones externas a él mismo.

Pero ser músico independiente...
¿Tiene que ver con el profesionalismo?
¿Tiene que ver con el trabajo o la industria?
¿Tiene que ver con alguna ideología o definición política?
NO

Los músicos independientes cantan lo que se les canta, no lo que dice el mercado, ni lo que les da dinero. Lo hacen con la perfección y la precisión que quieren, no con la que quiere el cliente.
Los músicos independientes son personas críticas que tienen los pies en la tierra y por eso llegan hasta donde sea que su camino los lleve: pero no se suben al tren del éxito, esa montaña rusa que no lleva a ningún lado.

Los músicos independientes son personas comunes y corrientes que comparten lo que son en los lugares donde estén. No necesitan el circo para demostrar que pueden hacer malabares, ni necesitan las luces de colores para hacer reír y hacer soñar, para hacer llorar o enamorar a las personas.
Ser músico independiente es un rubro que el capitalismo no puede tocar, porque lo corrompe. La lógica es simple: ¿Hay humedad durante septiembre en la ciudad de córdoba? Cuando llueva, vas a ver como florece todo. Así son las cosas independientes. Podes favorecer, proteger y abonar pero va a crecer a su tiempo, en su ritmo y a su manera.
Y los que aman las flores, sin ser flores, las van a cuidar.
Y los que aman la música independiente, sin ser músicos, la van a cuidar. Y van a cuidar al músico. Todo esto se da de una manera no-intencional, ajena a toda manipulación y libre de fines de lucro.

Pero si tenés cabeza de tornillo, solamente podés ver tuercas.
Si tenés cabeza de billetera, solamente ves dinero.
El mundo está lleno de melómanos que pueden disfrutar de la música empaquetada industrial, compran porque les gusta. Estos mismos melómanos (yo incluído) podemos generar invernaderos, laboratorios, huertas y jardines de música libre. El que quiere sumarse que busque: los proyectos existen en el patio de cada casa, en cada ducha, en cada dormitorio, en cada balcón de la ciudad.

"Un ritmo recorre Córdoba, es el ritmo de la música independiente...
músicos de Córdoba: ¡Desproletarícense!"

No lo hagas por dinero, hacelo por amor. Independizate de la corona, no busques el éxito, la fama y los aplausos... busca tu música y salvala del capitalismo.
 

26 febrero 2014

Indigestión - Autogestión

Indigestión.
Hoy los músicos no sufren, surfean.
En tiempos de vacíos, sinsentidos, modas, industrias culturales y otras posmodernidades, nada sufre. Nadie sufre. Todo es fiesta, todo es alegría... bachata, dubstep, jazz o lo que sea. Todo es alegría y descontrol. Solamente se consume, se come, se toma: lo conceptual, lo comercial, lo académico, lo incidental... todo es empaquetado. Hasta lo nativo y folklórico se embolsa y conserva; con aditivos y colorantes. Todo es maquillaje y pillaje.

Autogestión.
Para mí no hay ningún placer en lo superficial. Lo mío es una búsqueda, lo mío es bucear. Lamentablemente no me da el aire para estar tanto tiempo bajo la superficie... por ahora.
La guitarra no es para mí una tabla con la cuál deslizarme sobre las ondas sonoras.
Este mar del sonido que es la música me inunda, me ahoga por momentos; pero viajo en ella, vivo en ella, soy en ella.
Hay que entender que no todos lo músicos estamos de vacaciones en el mar de la música. No todos los músicos tenemos yates de gear (equipamiento), ni estamos en las playas más arenosas y turísticas...
Como si fueramos pescadores repararamos redes, parchamos filtraciones y remamos, y remamos.
En otras palabras, trabajamos. No es pesca deportiva. No somos empleados del mes. Nunca. Somos libres, autónomos y autogestionamos nuestros recursos. El problema es que somos pocos.

La única salida es que el melómano, el que ama la música, deje de comer pescado podrido o atún enlatado... cómprele de primera mano al productor, a aquel que lucha por la autogestión.