18 octubre 2012

La prueba.

La prueba es parte estructural de la gracia... no sólo como un expreso camino para hacernos mejores en la fe, sino como un modo de afirmar nuestra identidad como discípulos del Reino, como discípulos de Jesucristo.

Uno nunca sabe cuándo aprueba, esa es la gracia.

Tener una comprensión "escolar" de una prueba de fe, conduce inevitablemente al error. En la prueba se experimenta una tensión de conductas, de intenciones, de razones por las que decidimos actuar de uno u otro modo: Uno decide creer, pero carece de poder para sostener en el tiempo y en el espacio (o sea en la realidad) las consecuencias de la fe. Tanto los padecimientos como los logros que traiga la decisión de fe, pertenecen a Cristo... nosotros experimentamos, transitamos estas situaciones por que Él nos permite seguirle. Sólo así es posible resucitar con Él: vivir eternamente con Él. Convivir con su Espíritu es morir por fe en su poder.

La prueba es fe en su existencia cotidiana, concreta y constante. Nosotros hacemos audible Su palabra, palpable Su sacrificio, pensable su pensamiento. Pero necesariamente esa voz, ese cuerpo, ese pensamiento está en circunstancias donde me veo humillado, donde soy obediente, donde soy maltratado...como él fue maltratado, sin dejar de obedecer ni en la humillación...

Es el único lugar-momento donde la otra persona puede ver a Cristo en mí. Y donde yo encuentro la gracia para ser salvo.

Pobres, solos, extranjeros. Incómodos, incomprendidos, incompletos. Denigrados, ignorados, olvidados...
Pero salvos por fe en Cristo.

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