17 agosto 2010

Crónicas del Rehén. Solidaridad forzada



Somos rehenes porque queremos salir y no nos dejan...


Somos apelados emotivamente a transpirar la camiseta. El que más mojada, sucia y olorosa tiene su camiseta al final del día es el más solidario.
Cavar, limpiar, cargar piedras, pintar... sin causa ni motivación, sin objetivo ni compromiso. Solo una racionalidad utilitarista que concibe la vida como medios y fines.


Si se invita a ser solidario a través de una actividad, no es solidaridad, es activismo.
La solidaridad toma formas indefinidas e indefinibles que inevitablemente 
el entorno tenderá a catalogar, ignorar o criticar.
Pero el sentido se construye entre quien es solidario y la persona que está recibiendo el acto solidario.
LA SOLIDARIDAD NO ES UNA ACCIÓN, ES UN VALOR.


Correr más no es jugar mejor; la solidaridad necesita compañerismo y camaradería que no se genera sin una motivación colectiva...
Le llaman solidario al que responde obedientemente a la obligación espontánea  que se anticipa con un "por favor".


Si hay que pedirla, entonces no es solidaridad.

1 comentario:

Lucas Magnin dijo...

Genial, amiguete. Muy bien puesto el punto sobre la i.

Por eso Jesús nunca invitó a hacer obras de bien... ni siquiera a ser "buenas personas"... nos invitó a que lo siguiéramos, y que a través de nosotros otros lo siguieran a Él.

Ergo: no existe vida de bien, vida de fe, o vida de "misericordia" (palabra mucho más linda que el vocablo de los de arriba para los de abajo, "solidaridad) fuera de un "caminar con".