09 diciembre 2010

Órbita.

El planeta azul pasea. Su rutina le permite tomar sol todos los días. Tiene una certeza blanca, que le da vueltas por la cabeza... pero eso no lo marea.

El planeta azul se distrae: pasa por la esquina la vecina; es tan distinta a él que siempre le resultó simpática. Charlan de vez en cuando. Claro que nunca pudo ver muy bien sus facciones porque la estrella le da siempre de frente.

Admite que un poco la idealiza. El planeta rojo siempre anda cerca, y tiene la idea de que aunque sea un poco más chico, no le dicen por casualidad "dios de la guerra". No es que el rojo y ella sean pareja, pero ella es tan bella que supone que el rojo la quiere... está seguro de que es imposible no quererla.

Se siente tan libre girando en la nada cuando ella está cerca...la palabra correcta es atracción a ella; es entonces cuado se confunde, y quiere acercarse. "No" le dice ella... "el equilibrio entre nosotros es perfecto; quedate quieto". Entonces el planeta azul pone los pies en la tierra. Sin embargo se rumorea entre las estrellas, que las noches de luna nueva, él aprovecha y la relojea... la relojea porque tiene poco tiempo antes que amanezca, y disfruta de observarla brillar sola en su firmamento.

Siempre piensa en que alguna vez se escapará con ella. Aunque las consecuencias sean cataclismos cósmicos y universales... sim embargo hay algo que no le deja... un fuerza, una manera, una certeza...

es una cuestión de distintas órbitas: el sabe que son de diferentes planetas.

Amor es atracción que no necesita posesión.

1 comentario:

VENUS dijo...

uau me dejaste muda y llena de intriga... que bien que escribe este terricola! y como sabe ver dentro de lo que lee!
mil gracias